1) Amistad: relación afectiva entre dos o más personas – que no incumbe sexo ni ciertos tipos de sexualidad, no consensuada en la pareja –. Es decir: si, en el concepto consensuado de amistad de una pareja, existe “el derecho a roce con amigos”, pues bien, asunto resuelto: no existe relación a poner a prueba en el tiempo.
1) ¿La amistad entre macho y hembra sexualmente activos y heterosexuales existe y prueba de ello es que “un macho” en las condiciones anteriormente descriptas no sentirá “jamás”, atracción sexual por “una amiga”; por lo mismo “una hembra” en las idénticas condiciones “jamás”, sentirá atracción sexual por “un amigo”?
2) ¿La amistad entre macho y hembra sexualmente activos y heterosexuales existe y prueba de ello es que “un macho” en las condiciones anteriormente descriptas, solo por “circunstancias extraordinarias (completamente fuera de su control)” (los clásico: fue un momento de debilidad, nunca me había pasado, estaba demasiado borracho, seguro algo me pusieron en la bebida, es que la vi tan vulnerable que quise ayudarla y una cosa llevo a la otra y…, etc.), se sentirá atraído sexualmente por “su amiga de toda la vida”; debido a estas extraordinarias circunstancias lo que antes era amistad ahora es una amistad con ciertos privilegios o con cierta historia, pero que nunca dejara de ser amistad?
3) ¿La amistad entre macho y hembra sexualmente activos y heterosexuales existe y prueba de ello es que si “mi novia” estando en ocasión completamente desnuda en la cama con “uno de sus amigos” (también completamente desnudo), “jamás” podría sospechar algo diferente a una razón inocente, como ser: que mi fiel novia le diera a su amigo “ternura y esperanzas” por la terminación de su noviazgo, que de “tanto consolarlo” y empapados en “lágrimas de amistad verdadera” tuvieron que desnudarse, y extenuados por esa amistad que los une se durmieron en un amistoso abrazo?
… Señores/ras por favor, no seamos tan ingenuos: si aceptamos que, nuestras personalidades cambian o si aceptamos que pueden existir circunstancias fuera de nuestro control, que por desconocimiento o excesiva confianza en nosotros y en los demás, nos pongan en una situación de vulnerabilidad en donde lo actualmente impensable se haga efectivo, a lo menos, como se suele decir, intentemos no tentar a la diosa fortuna/destino. Y, por lo anterior, no creo que debamos concluir a la sombra de tales principios que una amistad permanecerá como tal invariablemente y que por tanto “Macho: Mis amigas, son como hermanas para mí. Hembra: Mis amigos, son como hermanos para mí”. Esto es, de momento para mí una evidente contradicción de principios, diría una disonancia cognitiva más que solemos acarrear.
§ Como es que dicen por ahí: Si no quieres quemarte, no juegues con fuego. Pero al menos, si lo haces y te quemas, no te muestres luego tan sorprendido.
En última instancia, todo remite al hecho incontestable, de que: la naturaleza, no es ni sabía, ni justa, tan solo hembrista.
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